La ley que regula la inteligencia artificial en la Unión Europea, entró en vigor este 1ero de agosto con el fin de normar el uso de esta nueva tecnología en función al riesgo que suponga para las personas, mientras buscará impulsar a la industria europea frente a gigantes como China o Estados Unidos.
La nueva regulación permite o prohíbe el uso de la inteligencia artificial en función del riesgo para personas e identifica sistemas que solo se podrán usar si respetan los derechos fundamentales.
Además, distingue entre sistemas de inteligencia artificial que presentan un riesgo por ser una amenaza para los derechos fundamentales, la ley prohíbe los sistemas de categorización biométrica y la inteligencia artificial capaz de manipular el comportamiento humano.
En general, la reglamentación a la inteligencia artificial prohíbe la vigilancia en espacios públicos, pero permite que se pueda emplear en cámaras de identificación biométrica con previa autorización judicial.
Las empresas que incumplan la reglamentación europea se enfrentarán a multas de hasta 7 por ciento de su facturación mundial anual, además un 3 por ciento cuando estén vinculadas a otras obligaciones; y 1,5 por ciento de su facturación por proporcionar información incorrecta.
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