Los recientes pronunciamientos de los dirigentes de la Reserva Federal marcan un punto de inflexión sobre el debate económico tras la subida de los aranceles a las importaciones estadounidenses, un panorama que se traducirá en un aumento de precios.
Esta afirmación sugiere que la complejidad del panorama económico y necesidad de una postura cautelosa antes de cualquier ajuste sobre las tasas de interés. La gran pregunta es si el impacto en la inflación será pasajero o un lastre persistente.
Las repercusiones más evidentes de la política arancelaria se manifiestan en las encuestas de confianza. Los hogares y empresas reflejan un deterioro en sus expectativas y una anticipación de una mayor inflación.
Walmart, gigante minorista, ya advirtió sobre un inminente aumento de precios, la Reserva Federal y diversos expertos coinciden en que el impacto aún no se ha reflejado en la economía.
La tentación de anticipar que los efectos que genera la inflación se disiparán por sí solos entraña un riesgo, el de subestimar el nivel y la persistencia de la inflación en Estados Unidos, lo que podría generar problemas en el futuro.
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