La inflación de la Unión Europea retrocedió de forma inesperada durante el mes de marzo, sugiriendo la necesidad de que el Banco Central Europeo reduzca los costes de endeudamiento que se encuentran en máximos históricos.
El crecimiento de los precios al consumo se ralentizó hasta alcanzar 2,4 por ciento en marzo, desde el 2,6 por ciento observado en febrero, desafiando las perspectivas de que se mantuviera estable, debido que los precios de los alimentos, energía y bienes industriales bajaron la cifra principal.
Mientras que la inflación subyacente, vigilada por el ente monetario para observar la persistencia de la presión sobre los precios, retrocediendo al 2,9 por ciento desde 3,1 por ciento, según datos de Eurostat.
La preocupación que mantiene el Banco Central Europeo en la actualidad está ligada ha que la inflación de los servicios siga estable en el 4,0 por ciento por meses, sugiriendo que el crecimiento de los salarios está manteniendo los precios bajo en una presión constante.
El Banco Central Europeo es cauteloso al momento de empezar a relajar su política monetaria, debido que espera que la inflación alcance el 2 por ciento de meta en 2025, aunque algunos expertos creen en una postura más benigna y prevén que la tasa se situará cerca del 2 por ciento entre junio y julio.
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