La economía española mostró una ligera desaceleración durante el primer trimestre del año, con un crecimiento del PIB del 0,6 por ciento, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística.
Esta cifra se sitúa ligeramente por debajo del 0,7 por ciento revisado del trimestre precedente, marcando una moderación en la dinámica expansiva. En términos interanuales, el crecimiento fue de 2,8 por ciento, inferior al 3,3 por ciento registrado en el trimestre anterior.
A pesar de esta ralentización, el panorama sigue siendo relativamente positivo, debido que España continúa superando el desempeño de muchas de las economías europeas.
Los motores de la expansión trimestral es impulsada por la demanda interna, que aportó 0,4 por ciento al crecimiento, por la fortaleza del consumo. Se anticipa que el consumo se mantendrá en los próximos meses. La demanda externa contribuyó en 0,2 por ciento sobre el crecimiento trimestral de España.
Al observar el crecimiento interanual de España, la demanda interna emerge como un pilar, contribuyendo con 3,2 por ciento. Aunque, la demanda externa restó 0,4 por ciento al crecimiento durante el primer trimestre.
Se debe destacar que las cifras presentadas entre enero y marzo, no reflejan los posibles efectos de las políticas comerciales implementadas por el presidente Donald Trump. Los analistas estarán atentos a los datos para evaluar el impacto de los factores externos en la trayectoria de la economía española.
En resumen, aunque el ritmo de crecimiento español experimenta una ligera moderación, la solidez de la demanda interna y posición en el contexto europeo sugieren un escenario de estabilidad, aunque con la cautela proveniente del entorno internacional.
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