La deuda pública en Brasil relación con el producto interno bruto retrocedió a 77,1 por ciento en el mes de septiembre, desde la cifra de 77,5 por ciento vista en agosto, según el Banco Central.
El sector público registró un superávit primario de 2.010 millones de dólares mensual, menor que el superávit de 2.127 millones de dólares esperado por expertos en Brasil.
La economía estuvo moviéndose durante toda la campaña electoral y es que Brasil enfrenta varios desafíos. El economista macroeconómico experto en Latinoamérica, Marcos Vivas, asegura que la nueva administración heredará una economía estancada y un entorno fiscal difícil, además tendrá un Congreso totalmente fragmentado, con mayoría conservadora, que probablemente será un obstáculo significativo para Luiz Inácio Lula da Silva.
Según algunos datos macroeconómicos, el PIB de Brasil, posiblemente crecerá 2,7 por ciento interanual en 2022, y está previsto que en 2023 sólo alcance un aumento de 0,8 por ciento y en 2024 se ubicará en 1,9 por ciento interanual. Por lo que, la economía brasileña sugiere un enfriamiento en un contexto de recesión global e inflacionista.
Los altos precios es otro gran problema que tendrá que lidiar Lula Da Silva. La inflación anual tocó techo entre abril y mayo al ubicarse en 12 por ciento, la cifra más alta en 19 años. Obligando al Banco Central a elevar las tasas hasta el 13,75 por ciento, tasa que no tocaron en la reunión del pasado 27 de octubre, por la coyuntura incierta y volátil y que requería serenidad en la evaluación sobre el riesgo, señalaron las autoridades monetarias tras la reunión.
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