Chevron anunció la rescisión de los contratos de producción petrolera y servicios en Venezuela, un movimiento que marca un cambio sobre sus negocios energéticos en territorio venezolano.
La compañía estadounidense planea mantener a su personal directo en territorio venezolano. Este paso se produce en un contexto de tensiones políticas y económicas que afectan las operaciones internacionales de Chevron en Venezuela.
Chevron recibió la revocación de su licencia por parte de la administración Trump, que le permitía operar en Venezuela, medida que presionará económicamente al gobierno de Nicolás Maduro. La licencia, que había sido otorgada para facilitar actividades de la compañía, tenía un período de gracia de dos meses.
La rescisión de los contratos implica que la empresa no tendrá control sobre las operaciones, por lo que delegará la gestión a PDVSA. Aunque, Chevron mantiene la intención de conservar a su personal en tierra venezolana.
Este movimiento refleja la complejidad del escenario petrolero en Venezuela, donde las sanciones y restricciones limitan la participación de empresas extranjeras en los últimos años.
En resumen, Chevron cierra su negocio en Venezuela de forma momentánea tras la revocación de su licencia, delegando sus operaciones a PDVSA y ajustándose a un entorno cada vez más restrictivo.
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