Los partidarios de una línea agresiva para controlar la inflación están a punto conseguir que la Reserva Federal tome esta postura, lo que significaría que los mercados emergentes recibirán una decisión que les genera temores.
Un posible aumento en las tasas que promete realizar la Reserva Federal en 2022 y 2023, generalmente una receta que genera problemas en las economías en desarrollo, especialmente cuando por que el dólar se fortalece.
La buena noticia es que hay razones para pensar que las consecuencias esta vez podrían ser menos graves para los mercados emergentes que parecen estar en mejor posición para aguantar el temporal. Muchos han acumulado reservas en dólares en la última década.
Los que producen materias primas pueden vender a precios crecientes. Y la causa subyacente de los aumentos de tasas serían útiles para los países en vía de desarrollo porque garantizan un mercado solido para las exportaciones.
Para la Reserva Federal, la tarea principal pasa por mantener fuera de peligro a la economía. Eso significa responder de forma contundente a la inflación. Pero también vigilar de cerca el impacto en los planes monetarios.
Esta vez las cosas serán muy diferentes, el banco central de Estados Unidos y otros bancos centrales reaccionan al brote de inflación, no a la posibilidad de que llegue. El endurecimiento tiene mayor urgencia este año.
Las tasas de interés siguen siendo bajas en países avanzados como en naciones emergentes, lo que significa que existe un margen para elevar las tasas antes que el crédito se vea afectado. América Latina es una de las regiones afectadas fuertemente por la pandemia y ha visto varios incumplimientos de deuda.
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