Productores de soja de Paraguay entran a la guerra arancelaria

Los productores y exportadores de soja paraguayos se encuentran navegando en aguas turbulentas, azotados por un doble frente de incertidumbre. Por un lado, la persistente volatilidad de los precios internacionales, un factor inherente a los mercados de commodities.

Por el otro, la sombra alargada de la guerra arancelaria, que ha distorsionado los flujos comerciales y sembrado dudas sobre la demanda futura. Sin embargo, en este panorama complejo, emerge un rayo de esperanza: la robusta demanda china de harina y aceite extraídos de sus granos.

Paraguay el tercer exportador mundial de soja, ve cómo gran parte de su producción, se dirige a plantas de molienda en países vecinos como Brasil y Argentina. Esta posición en el mercado global subraya la importancia del sector sojero para la economía paraguaya.

La bonanza exportadora no aísla a los agricultores de las fluctuaciones del mercado. La confrontación arancelaria entre Estados Unidos y sus socios comerciales, con China como principal comprador de soja a nivel mundial, ha tenido un impacto directo en los precios percibidos por los productores paraguayos.

«Es un tobogán», declaraba recientemente Héctor Cristaldo, presidente de la Unión de Gremios de la Producción, reflejando la preocupación del sector ante la inestabilidad generada por los aranceles estadounidenses.

La incertidumbre, alimentada por estas tensiones comerciales, ha llevado a una tendencia bajista en los precios, generando interrogantes sobre el punto de inflexión y la futura estabilización del mercado.

En medio de este panorama desafiante, una noticia alivia las tensiones: la mejora en las perspectivas meteorológicas para el próximo ciclo. Tras una sequía que mermó la cosecha actual, estimada entre 8,5 y 9 millones de toneladas métricas, se anticipan condiciones más favorables.

Las fuentes del sector proyectan una producción superior a los 10 millones de toneladas para el ciclo 2025/26, impulsada por estas lluvias que beneficiarán los cultivos y aumentarán el nivel de los ríos, facilitando así el transporte fluvial de la producción.

En definitiva, el sector de soja paraguayo se encuentra en una encrucijada. La volatilidad de los precios y las tensiones comerciales globales representan desafíos significativos. Sin embargo, la sólida demanda china y las perspectivas de una mejor cosecha ofrecen un horizonte de esperanza.

La capacidad de los productores y exportadores paraguayos para adaptarse a este entorno complejo y capitalizar las oportunidades que ofrece el mercado asiático será crucial para determinar el futuro de este importante motor de la economía nacional.

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