La próxima primera ministra de Gran Bretaña, Liz Truss, recibirá una economía que probablemente entrará en una larga recesión a finales de este año, con una inflación en máximo de 40 años y con poco margen para reactivar el crecimiento.
En América Economista presentamos un resumen de los obstáculos que debe enfrentar Truss, tras ganar las elecciones en Downing Street, para quedar primera en la carrera por el liderazgo del Partido Conservador.
INFLACIÓN
Con 10,1% en el mes de julio, Gran Bretaña tuvo la tasa de inflación más alta anual entre las economías del Grupo de los Siete. Las proyecciones sugieren que subirá aún más, con expertos, diciendo que superaría 20% en los primeros meses de 2023 si los precios de la gasolina no ceden terreno.
La alta dependencia en la importación de gas y una moneda que pierde fuerza rápidamente explican algunos de los problemas de inflación de Gran Bretaña.
La libra perdió cerca de 8% frente al dólar en los últimos tres meses, teniendo un movimiento ligeramente peor que el euro, esto encarecería aún más las importaciones de energía cotizadas en dólares.
MERCADO LABORAL
El Banco de Inglaterra tiene fuertes temores por la presión en los precios generé problemas en el mercado laboral, donde la escasez de personal tras el Brexit y pandemia están aumentando de forma considerable.
Los datos muestran que existen 49.000 empleados nacidos en la UE menos dentro de Gran Bretaña, mientras que las personas inactivas por la pandemia son de 2,39 millones en junio, cerca de 300.000. más que antes de la pandemia.
CAMBIO DEL BOE
Truss detalló que desea establecer una dirección clara en la política monetaria y espera revisar las medidas del órgano monetario, lo que genera temor entre los inversores sobre la independencia del banco central.
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